jueves, 5 de marzo de 2009
LA MATERIA DEL RIO - ALICIA SMOLO
nuestra amiga Alicia Smolovich, que refleja la vida en el ámbito de los sentidos
y no inocentemente en el flujo acuoso de un río nocturnal que
que se pierde en la oscuridad. La escena se funde con recuerdos.
La araña teje sus redes.
“porque tú y yo somos un río
que recorre un páramo incesante,
circular e infinito:
un solo grito “
Reinaldo Arenas
en el río
subidos al silabeo
de su garganta húmeda
nuestros cuerpos ligeros
marchan en la corriente
a veces nos detenemos
extenuados
a mirar un rato
el juego de la luz en las ramas
para después seguir
abrazados al aire
pajáros sedientos de vuelo
y de palabras
somos esa materia
como el río
atravesando la tierra
talando orillas a su paso
un sol baja hacia su lecho de agua
los peces interceptan esa luz la devoran
hacen la noche en la materia del río
el paisaje precipita en el ojo
lo devuelve presencia instante
canto que busca su pájaro de oro
o es mi garganta endulzada
con la voz que nace del golpeteó
sobre el muelle toc toc
meciendo la cabeza
(tan lejos ahora la orilla de la tierra)
la oscuridad envuelve su misterio
adormece este cuerpo
los perros guardan la luna
ladridos de plata empujan al río
apenas la levedad de una línea
nos separa en el espacio abierto
un sudoeste decías
calma el aire
abre el azul del cielo
en las orejas del mundo
ociosa en este viento respiro
con voracidad perra preñada
que hunde su olfato
en las costillas de la tierra
ya fue la tormenta la creciente
dejó sedimentos y gemidos
alrededor de la casa el sauce
agita su levedad plateada
acaricia el barro los pies
espuma oscura
reiniciando el camino
la luz desnuda desova en el río
aciertan los pájaros picoteando
sus reflejos un sudoeste te traé
en el vértigo del aire
el calor se ahoga en un verde
desaforado y continuo
este río sediento de brazos
tajea su materia acuosa
la cabeza de un niño
exala y se hunde
acompaña el ojo la estela
que se abre de su cuerpo
saluda a lo lejos su gesto se pierde
en mi anhelo desearía alcanzarlo
pero quedo sola y terrestre
el niño brazada tras brazada
anuncia la noche
las aves
enloquecen el aire con sus gritos
descansa mi cabeza
en la desgarrada voz de lo vivo
el niño es movimiento
trazo en el agua
serpenteo entre las cañas
tiene un cuerpo bello
la tensión de los músculos
descifran la materia del río
¿es inocente su nado?
¿sabe que otorga su virilidad
a ese golpe incesante?
el sol muerde su pecho lampiño
deja pequeños jirones en la piel
mientras el mundo aguarda
niño y río sueñan
con la corriente
se enciende en diminutos puntos
tacto aspero en la aspereza del frío
bajo la malla los pezones erguidos
un aurea violácea los envuelve
es casi mortuorio su color
pero un latído cruza en diagonal
de lado a lado suena resuena
partículas de oxigeno exala
aprieta los oídos contra el rumor
lo que el agua le dice
desprendida de todo peso
sumergida en la matería del río
como ese zapato blanco
arrastrado por la corriente
pieza suelta de una escena lejana
suelta la cuerda
que ata el bote
a su estaca
parpadéa el viento
sobre los brazos un musgo
vello traslúcido en el sol
lastiman sus ojos azules
al cielo que lo observa
aferrar las piernas hundirlas
al lecho resbaladizo
fuerza centrípeta que lo atraé
y lo repele pero un envión
lo arranca de la tierra
mientras el agua salpica
el borde de sus labios
¿sabrá que la voz grave del río
hará colmenas de luz en su garganta?
Diáspora de abejas
siente en su piel la vibración
aguda punzante
exquisita dice,
hoyuelos de satisfacción
dibujan la cara
los pezones
otra vez erguidos
como antenas
beben las ondas del aire
más abajo, el pubis
disuelve gotitas de agua
pegada la malla ha salido del río
toda la escena
la vuelve fértil
entre sus piernas rueda
sustancia compacta objeto de luz
un poema infinito
el vidrio la refleja
disuelta en esa
vegetación torso y cara
tatuados enramados
movimiento de las hojas
en la planicie de su imagen
desnuda
observa el espejismo
convertida ya
¿ en alámo? ¿ sicomoro?
¿un laurel de la casa?
partida entre su carne
y esa
imagen
herbívora
camaleónica
(hija de) (“Smolo extrae
la resina de los árboles”)
ofrecida al oficio
de sus ancestros
pulpa papel hecha y deshecha
escrita en el destierro
Ahora que me rodea tanta naturaleza recuerdo el herbario escolar
las hojitas secadas en libros arrancadas de la maceta más feliz
etiquetadas para la eternidad del polvo (fuimos : pequeños herejes
enviados a la terca tarea de las clasificaciones)
Yo que soñaba una selva tenía entre mis manos unas pocas ramitas
asidas en pegamento y la red de la araña en el papel azul del cuaderno
Sin embargo nada consigue detener la felicidad inventada
como esta vegetación que crece y crece mientras dormimos.
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